Regresar a la proximidad, hacia la presencia y el sentido.
Leí en su momento, y sigo releyendo, el pequeño libro -pequeño solo en cuanto al grosor- de Josep Mª Esquirol, «La resistencia íntima. Ensayo de una filosofía de la proximidad» (Acantilado 2015). Apoyándose en Cándido de Voltaire, hace unas reflexiones que a mi me gustan y creo vienen bien y dan luz para aprovechar la situación de confinamiento en la que estamos por más que nos empeñemos en suavizarla con las fases.
Dice: «La proximidad o, en su caso, el retorno a la proximidad (la casa, la compañía, el huerto, la intimidad…) son caminos hacia la presencia y el sentido.
Con ello no queremos decir que se evapore del todo la niebla del nihilismo (tampoco Cándido y sus amigos podían borrar de su memoria cuanto habían visto y vivido); la niebla del nihilismo nunca desaparecerá completamente, ya que forma parte de la situación humana. Y por ello la proximidad nunca significará un mundo feliz y perfecto. Tal vez alguien la juzgue demasiado modesta, pero al menos no es un engaño, y a veces poco es mucho. “¿Qué puede salvarnos?”, se preguntaba Heidegger. No solo un dios; no solo la creación artística; no solo la oratoria política; también la proximidad. (…) En un universo de dimensiones inimaginables, la casa es el rincón que actúa como centro del mundo» (págs. 38.39).
Con ocasión del cierre de la Universidad anunciado para el 11 de marzo y luego el estado de alarma el 14
Todas las residentes retornasteis a la proximidad, hacia la presencia y el sentido: vuestras familias. Yo deseo y espero que lo estéis aprovechando a tope; también vuestros padres a los que tanto les cuesta vivir sin vosotras. «La proximidad nunca significará un mundo feliz y perfecto», dice, y es así; pero vivir la proximidad como ámbito de seguridad y no como ocasión de fricción, es la oportunidad que el coronavirus nos ofrece al ponernos en situación. Una alegría pensar que esté siendo así en cada una de vuestras familias; un deseo profundo: que estuviera siendo así en todas.
Cuando se termine el confinamiento y nos veamos de nuevo junto con las residentes de primero que se incorporen, viviremos la alegría de la proximidad, la presencia y el sentido que la Residencia, vuestra casa en Madrid, os proporciona. En el universo de dimensiones inimaginables que es Madrid, la Residencia es el rincón que nos centra a todas…
¡Deseando veros!
Mª Isabel Macarro Vera, adc
Directora de la residencia universitaria Cardenal Spínola